sábado, 3 de diciembre de 2016

Una pesadilla

- Mamá, mamá!!!No te vayas!! Te necesito tanto...
Pero Patricia ya se habia subido en aquel viejo vagón de tren. No podía oirla.
El  sonido ensordecedor de la gente corriendo por los andenes, despedidas, voces por megafonía anunciando próximas salidas...
No.
No podía oirla..
Celia buscó sus ojos perdidos tras los cristales..
No estaban allí.
Un mínimo balanceo de aquel habitáculo le indicó que ya era la hora.
El tren empezó a moverse.
Echó un ultimo vistazo. Lloraba.
De repente, los vió.
Los ojos de su madre eran los más hermosos del mundo. La miraban con dulzura, pidiendo perdón . ..pero se iban...
Y ella sabía  que no volvería a verlos.
Una profunda niebla inundó su dolor y la gente empezó a desaparecer de su lado.
Estaba sola.
A lo lejos, invisible tras aquella espesa cortina blanca, la triste melodía  de un violín sonaba cada vez con más fuerza.
Intentó seguirlo, pero sus pies tropezaban con objetos absurdos que la gente, estúpida , había  dejado olvidados y la hacían  caer una y otra vez.
Sentía humedecidas sus rodillas y las manos.
Intentó explorarlas con miedo a encontrar heridas. Nunca había  soportado ver aquel líquido  rojizo...
Sin embargo, no había  cortes, ni dolor...
Notó cómo el frío empezaba a trepar por sus tobillos mientras sus pies se hundían en aquel fango que no acertaba a ver.
Tenía miedo.
Estiró sus brazos intentando encontrar algo a su alrededor donde poder sujetarse.
La melodía se acercaba cada vez más.
Ella intentó gritar pero no había voz en su garganta. Sentía el latido de su corazón acelerándose e inundando el interior de su cabeza.
Es que no la iba a ayudar nadie?
La humedad le llegaba a la cintura y le inmovilizaba las piernas.
Aquello no pintaba bien...
Unas figuras  empezaron a dibujarse frente a ella.
Celia agitó los brazos...quizás ellos pudieran verla...
No hubo respuesta.
De repente, saliendo de algún lugar, notó cómo alguien la sujetaba por la cintura y tiraba de ella con fuerza para sacarla de allí ...
- Celia...despierta...Celia
Abrió los ojos.
Aquella mujer la observaba con preocupación.
- Estabas gritando...
Celia no pudo evitarlo. Dejó que su cuerpo, aún tembloroso y empapado en sudor,  se resguardara bajo los brazos de Andrea...
Así lo habría querido su madre..

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