viernes, 5 de junio de 2015

El despertar

Abrió los ojos despacio. No quería verlo. No quería estar allí.
Sin embargo, justo a su lado, ahogándola con su respiración,  estaba él.
Aquel hombre desconocido ya para ella.  
No entendía nada.
Tampoco quería  entender.
Se deslizó bajo aquel amasijo de sudor y se encerró en el baño.
Lo que vió en el espejo la golpeó en lo más profundo.
Con los dedos aún temblorosos abrió el grifo de la ducha e intentó que el agua caliente quemara los recuerdos que un desgraciado había grabado ya en su alma.
Cómo era posible?
Se sentía sucia, herida, humillada...
El vapor rodeó su cuerpo, inundó sus pupilas, nubló su imagen.
Cerró los ojos intentando concentrarse en su imagen feliz. 
Aquel día en el parque, con sus padres, cuando descubrieron a aquel niño perdido ... a su hermano.
Las imágenes, redibujadas por su memoria, la hicieron llorar.
Lloró porque los echaba de menos, porque estaba sola, porque había perdido la esperanza, porque le habían hecho daño, porque ella no tenía que estar allí...
Lloró...
Lloró...
Cuando salió del baño, no encontró a Alberto en el salón. 
Notó cómo se le aceleró el pulso.
Dónde se habría metido?
Recorrió el pequeño apartamento con la respiración entrecortada.
No podría soportarlo de nuevo. 
Afortunadamente, estaba sola.
Sólo una nota sobre la mesa.
"Lo siento. Te querré siempre. Alberto"
Rompió aquellas palabras con toda la rabia que le permitieron sus torpes dedos.
Jamás lo perdonaría.
Corrió hacia la puerta y se aseguró de que todas las cerraduras estuvieran cumpliendo su función. 
Cerró las ventanas y dejó que, por fin, la oscuridad la inundase.
La oscuridad...