domingo, 28 de febrero de 2016

Volver...

- Buenos días,  doctora. ..qué alegría  verla!!!
Andrea se levantó  de detrás  de la mesa y se acercó  a aquella mujer.
Jamás  hubiese imagiado que haría  algo así.
Ella era de las que les gustaba mantener cierta distancia con sus pacientes. Era su manera de protegerse...
Pero ahora, después de todo lo que habia vivido en los ultimos meses, se alegraba de ver a aquella anciana.
- Yo también, Maria - le dijo mientras le besaba las arrugadas mejillas -. La veo muy guapa... que tal se encuentra hoy?.
- Pues no muy bien..doña Andrea....no muy bien...
Andrea tuvo una mañana densa. Aunque lo esperaba.
Llevaba meses fuera de la consulta y, en cierta medida, habia perdido el ritmo que le exigía la empresa.
Terminó casi con dos horas de retraso.
Nunca habia sido tan consciente de lo insuficientes que eran los seis minutos por paciente.
Seis minutos para explicar un problema. O muchos..
Seis minutos para entender ...
Seis minutos para ayudar...
Tenia que hablar con Carlos. Al fin y al cabo, seguía  siendo el director...
Andrea no pudo evitar sonreir.
En realidad, sabia que cualquier motivo era suficiente para buscarlo,  para hablar con él.
Desde aquel dia que apareció en su parque, todo habia sido tan ... hermoso.
Habia secado sus lágrimas, convertidas en ocasiones en torrenciales vertederos de autoculpa. Había  escuchado su dolor y su decepción.
La habia abrazado sin prisa.
Incluso la habia convencido para volver.
Le dolió despedirse de Marcos. Era su única familia. Se sentía sola al apartarse de él.
Pero asi debia ser.


domingo, 21 de febrero de 2016

Nada ha cambiado.
Andrea volvió a notar aquel sentimiento, dulce y adictivo, al verlo allí, junto a ella.
- Marcos me ha dicho que te encontraría aquí - dijo Carlos con una leve sonrisa - Te he llamado varias veces..
Andrea, decidió tomarse su tiempo para contestar.
Había visto sus llamadas, era cierto, pero no se encontraba con fuerzas para hablar con él.
No le apetecía que la encontrase en aquel estado en el que se había hundido en las últimas semanas. Aquella especie de pesadilla de la que aún no estaba segura de haber despertado...
Todavía podía sentir un escalofrío recorriendo su espalda al recordarlo.
Alberto...
Qué decepción...
En pocas semanas había pasado de tener un futuro sin sorpresas, una especie de línea recta en la cuadrícula de sobresaltos y emociones, dibujado junto a un hombre al que creía maravilloso, a estar así...sola.
Se había convencido de que era lo mejor. 
O, al menos, era lo que ella merecía.
Y el destino, implacable, le trae a cada uno su regalo. Papa Noel improvisado.
Así era.
Las lágrimas, y el tiempo, le habían aclarado las cosas.
No se reconocía en aquella mujer, debilitada e insegura, que se había acostumbrado a ver cada mañana reflejada en el empañado espejo del baño.
No quería eso.
Quería ser fuerte. Como su padre le había enseñado desde pequeña. Como ella misma era hasta hace unas semanas, meses...no recordaba ya cuando había entrado en  esa inercia hacia el declive de la que no había hecho esfuerzos por salir.
Hasta que uno cae al fondo.
A partir de ahí, todo lo que queda es empujar hacia la superficie, nadar para coger oxígeno, buscar el rayo de luz que se esconde tras la plataforma cristalizada por el miedo y la rutina.
Respiró hondo antes de contestar.
- Me alegra verte...- dijo mientras se incorporaba desde el frío asiento improvisado.
Carlos se acercó para besarle la mejilla.
- No te imaginas cuánto...