sábado, 25 de octubre de 2014


 Por qué no eres feliz?
Andrea intentó no atragantarse con la última cucharada de yogurt natural.
Allí, sentado en la gastada butaca marrón que había junto a su cama, estaba Marcos.
No había dejado de visitarla, cada día,  desde que tuvo el accidente. 
Una eternidad, pensaba Andrea. 
Cuatro días marcaba el calendario.
No podía quejarse.
La inflamación y el dolor habían disminuido. Iba moviendo los dedos sin problemas y, si todo seguía así,  le habían prometido que se iría a casa esa misma tarde.
Se sentía bien.
La pregunta de Marcos, en cambio, la cogió por sorpresa.
-Por qué crees que no soy feliz? - dijo tras dejar la bandeja de desayuno en la mesita que la separaba de su acompañante. 
- Porque tienes una mirada apagada, porque no sonries, porque estás ausente, porque te despiertas por las noches empapada en sudor y gritando el nombre de alguien cuyo nombre no entiendo, porque ...Quieres que siga?
Marcos estaba allí,  con la frente arrugada y una línea recta dibujada en los labios, mirándola de una forma demasiado incómoda para Andrea.
- Creo que exageras...
Andrea no estaba acostumbrada a hablar de sentimientos con nadie. No era fácil para ella explicar las fantasías que construía su cabeza. Tampoco era divertido escucharlas.
- Yo creo que no...me preocupas, de verdad...sólo quiero ayudarte.
- Te lo agradezco, en serio, pero no me pasa nada...bueno, miento, tengo un tobillo destrozado y, posiblemente, no pueda volver a correr...aunque, ahora que lo pienso no lo he hecho nunca - dijo sonriente a su hermano - ...Nada que no pieda superar con un buen descanso.
- Andrea - dijo Marcos con un tono más serio de lo que la tenía acostumbrada - te recuerdo, y es bastante irónico que sea yo, el amnésico,  el que tenga que recordarte las cosas, que no sabes mentir .
 Se acomodó en la silla y empezó a hablarle como el que habla a una niña que acaba de ser pillada en plena travesura.
- He estado leyendo  algunas cosas sobre el comportamiento humano, cómo nos comunicamos, qué sentimos...no es que yo sea un experto, eso es evidente, pero si hay algo que tengo claro, es que la Andrea que hoy tengo delante, no es la misma que vino a verme al hospital y que se presentó como mi hermana...
Andrea no quería mantener esa conversación.  
Marcos tenía su cariño,  pero no podía darle nada más.  
Sus miedos, sus ilusiones, sus desengaños,  sus promesas...todo eso era suyo. De nadie más.  
Algun dia se lo explicaría. Pero no ahora.
Además,  realmente ahora estaba bien.
Estaba cruzando el río que la llevaba a la orilla buena, a aquella de la nunca debía haberse alejado, y tenia la fuerza suficiente para conseguirlo.
Si. 
Estaba bien. Seguiria bien.

lunes, 20 de octubre de 2014

Carlos...eres tu?
El corazón de Andrea, desbocado, empezó a golpear con fuerza la parte interna de su pared torácica. La luz recortaba la silueta de alguien...pero sus ojos, aún doloridos, se negaban a enfocar con nitidez.
- Andrea, soy yo, Marcos...Te encuentras bien?
Un cuchillo afilado  cortó sin clemencia los hilos que sujetaban su incipiente fantasía.
Parpadeó varias veces intentando que no se derrmaran las siempre inoportunas lágrimas.
-Hola, Marcos...estoy bien..
- Te duele?
Andrea, de repente , fue consciente de que algo le mordía su tobillo.
Buscó el extremo de la sábana para poder rebuscar lo que ocultaba bajo su rugosa textura.
La levantó despacio, respirando hondo y notando cómo una sensación de inquietud crecía en su interior.
Alli, coronando su pierna derecha, un montón de brillantes hierros atravesaban su piel dejando aquel inocente muñon de carne, enjaulado y sin posibilidad alguna de movimiento.
Le dolía la imagen. Le dolía ver cómo esas agujas, que intuía frías, se perdían en su pierna a través de ensangrentadas perforaciones hechas por algún instrumento de carpintero especializado.
Intentó mover los dedos.
Fue facil.
Al parecer, al menos, eso estaba bien.
- El cirujano ha dicho que ha quedado perfecta...tu pierna...
- Pues si él lo dice...
Andrea volvió a echarse sobre las almohadas recién colocadas. Cerró los ojos y trató de tragarse su impotencia.
- Gracias - fue todo lo que dijo.
- De nada - contestó Marcos.
El silencio volvió a inundar los huecos de la habitación y los latidos de dos corazones, perdidos en algún lugar lejano a aquel hospital, marcaron el lento correr del tiempo.

martes, 14 de octubre de 2014

- Despierta, dormilona
Aquella voz, familiar, la incomodaba.
- Vamos, Andrea, me oyes?
Pues claro que le oía..ella y todo ser viviente que se encontrara en un montón de kilómetros a la redonda. Por qué le gritaba?
Intentó abrir los ojos pero un brillo demasiado doloroso empezó penetrar sus córneas.
"Mejor no hacerlo"...pensó.
Notó cómo unos dedos jugueteaban sobre su mano.
"¡ Qué pesadez!"
Intentó decirle que la dejara en paz, que quería dormir un poco, que no le apetecía ver a nadie y, muchísimo menos, escuchar a nadie. Era aquel calor reconfortante lo que la atraía, lo que parecía conducirla a algún rincón olvidado de su pasado.
Y ella quería llegar allí.
Pero aquella voz...
- Andrea, por favor, se que puedes oirme...al menos, apriétame la mano para saber que estás bien...
"Bueno", pensó ella," si así me deja en paz..."
Recogió las fuerzas que notaba desperdigadas por su cuerpo e intentó apretar aquellos dedos tan fuerte que, aquel ser, se arrepintiera de haberla molestado.
Sin embargo, y muy a su pesar, tras una agotadora eternidad, sólo pudo conseguir que sus exhaustos dedos acariciaran la piel de ese hombre.
" Maldita sea ", pensó. " ¿Qué pasa ahora?"
Unas imágenes, inesperadas, brotaron de sus retinas.
" Andrea vas a notar un poco de calor..no te asustes...es la anestesia "
Aquel sitio era frío. Notaba cómo la solidez de la camilla le aplastaba parte de su columna. Un enorme haz de luz blanca le dibujaba un extraño tablero en donde debía estar su tobillo.
" Me habías dicho que eras médico..." recordaba que le decía la voz
Sintió el calor recorriendo su brazo y el sueño invitándola a desaparecer.
" Uff" pensó " No es tan malo esto..."
Pero...cuánto tiempo había pasado?
Se obligó a separar sus pesados párpados.
- Bienvenida al mundo - insistió su acompañante.
La luz, atravesada por infinidad de partículas flotantes, empezó a perfilar un rostro.
No podía verlo bien...pero...

domingo, 12 de octubre de 2014

-Carlos, cielo, me estas escuchando?
Patricia parecía irritada.
Carlos llevaba días mostrándose distante, distraido. Estaba claro que su cabeza no estaba con ella.
No quería admitirlo, pero en el fondo tenía que reconocer que desde que esa mujer se fue del centro, Carlos no era el mismo.
Ella, que se había considerado la ganadora en esa invisible lucha por su hombre, realmente no tenía nada.
Él la había escogido, eso era cierto, había permitido que el amor del pasado ocultara los sentimientos que estaban empezando a brotar por otra, pero aún asi...
Los días estaban pasando y una incómoda sensación de rutina forzada se estaba apoderando del espacio entre los dos.
Ella, acostumbrada a la seguridad en sus decisiones, ahora empezaba a preguntarse si realmente era eso lo que buscaba. Quizás se había dejado arrastrar por una nostalgia equivocada. Quizás había confundido el amor por Carlos con la añoranza de lo fácil.
Uff!!
Por qué aquella mujer se había cruzado?
Pero la realidad era que ella se había apartado. Había aceptado que él era de otra y que no podía luchar contra eso.
Además,  lo curioso, es que le caía bien. Si se hubiesen conocido en otras circunstancias, seguro que hubiesen sido amigas. Pero ahora...era demasiado difícil.
- Perdona, Patricia, estaba con la mente en otra cosa..- dijo Carlos sentándose junto a ella.
- Ya lo he notado...te encuentras bien? - preguntó conocedora de la respuesta
- Sí,si...es que ya sabes la que hay montada en el centro...estoy algo saturado.
Patricia decidió respirar hondo y tragarse parte de su orgullo. Al fin y al cabo, ella tampoco tenía claro hacia dónde encaminar sus pasos.
- Mírame , por favor..- dijo mientras le sujetaba su barbilla entre sus dedos - Te sientes bien conmigo ? Te arrepientes de haberlo intentado ?
Carlos parecía agotado. Tenía la mirada confundida y el abrasador brillo de su mirada había empezado a desvanecerse...
Estaba claro, al menos para ella, que algo no iba bien.
- Claro que no me arrepiento, por favor Patricia...Las mujeres siempre hacéis lo mismo. Si veis a un hombre algo distraido ya pensais que es porque algo no funciona o que hay otra...No , Patricia, sencillamente estoy cansado.
Carlos parecía llevar tiempo deseando vomitar aquellas palabras, aquella especie de disculpa pensada para ella.
- Yo no pienso que pueda haber otra, Carlos...- dijo Patricia sin querer apartar su mirada de la de él - Yo lo sé...

lunes, 6 de octubre de 2014

Las horas siguientes pasaron demasiado lentas para Andrea.
Los calmantes que le habían introducido en su torrente sanguíneo habían anestesiado parte de su dolor, el de su maltrecho tobillo, pero aún quedaba mucho más que dormir…
Aquella estúpida caída la había conducido a la inmovilidad en una impersonal habitación de hospital. Unos huesos pendientes de un quirófano y unas costillas que le perforaban los pulmones cada vez que se animaba a respirar…Ese era el resultado de su continua insensatez.
Al menos había hablado con Marcos.
El pobre, sintiéndose responsable de sus prisas, no podía hacer otra cosa que consolarla desde la distancia.
-        - Iré en cuanto deje a Jaime en su casa. No tardo…No te preocupes…
No tardaría.
Ella no quería estar allí. No quería escuchar las quejas de su involuntaria compañera de habitación. No quería ver su piel atravesada por aquella aguja que no dejaba de introducirle un  líquido transparente en sus venas. No quería mirar aquel desconocido tobillo. No quería…
Una enfermera sonriente entró en la habitación con una pequeña bandeja plateada en sus manos.
-        - ¿ Cómo te encuentras, Andrea? – le dijo como si la conociese de algo
-       -  He tenido días mejores, la verdad – contestó forzándose a sonreir
La enfermera respondió con otra sonrisa y empezó a tomarle la tensión.
-      -  Va a pasar el trauma a verme esta tarde?- quiso saber Andrea temiendo que la respuesta fuese un silencio absoluto hasta mañana.
-        - Si, vendrá el dr. Ruiz, el trauma de guardia, pero vendrá dentro de un rato. Ahora está en quirófano.
-       -  Vale, no importa…al parecer no tengo prisa.
Andrea buscó el nombre de la enfermera en la identificación que llevaba colgada del bolsillo de su uniforme.
Ana.
Un repiqueteo en la puerta distrajo su atención.
Allí, sujetando el pomo de la puerta y  con cara de preocupación, estaba Marcos.
-        - Andrea, siento haber tardado tanto…cómo estás?
La mirada de su hermano se fijó en la extremidad pendiente de arreglar.

No hizo falta de ella respondiera. Tampoco que él dijese nada…