jueves, 26 de diciembre de 2013

la calma

Los días pasaron demasiado lentos, demasiado cansinos, como dicen aqui en Almería.
No había tenido noticias de Carlos desde aquella reunión en su despacho.
No me arrepentía de no haber aceptado el cargo. Todo lo contrario, me sentía liberada, más ligera, había descargado parte de mi mochila y me sentía bien.
Sin embargo, una parte de mí, aquella llena de orgullo y ego enajenado, se había sentido gratamente agasajada con todo aquello.
De verdad podría encargarme yo de dirigir un centro como aquél?
Carlos creía en mí.
Quizás demasiado.
Sin embargo, ese voto de confianza me sirvió para replantearme muchas cosas.
Me sirvió para sentarme delante del espejo y descubrir que mi sonrisa era más bonita de lo que recordaba y que mi cuerpo, desnudo, aún podría excitar a algún hombre...
Definitivamente, a pesar del tiempo perdido tratando de hundirme en el fango, yo era una mujer hermosa y capaz de reconstruirme desde mis cimientos.
Por muy maltrechos que estuvieran, yo sabía,  por fin, que era capaz de conseguirlo.
Dediqué los días de silencio a mirarme por dentro, a rebuscar lo olvidado y quitarle el polvo a lo utilizable.
Escogí del armario lo que más me favorecía, me arreglé el pelo de forma medidamente informal, dibujé en mis labios mi sonrisa de mujer encantadora y respiré hondo.
Aquello iba a ser así.
Había llorado bastante y me había culpado de todo lo posible en el universo...
Ya era suficiente.
Lo iba a demostrar.
Una sonrisa, esta vez no forzada, dibujó en mis labios la felicidad.
Por fin, Andrea Ruz había vuelto.

miércoles, 25 de diciembre de 2013

por fin..

Y, poco a poco, pasaron los minutos...y las dudas.
Cuando, finalmente, Carlos me llamó desde su despacho, ya sabía lo que iba a decirle.
- ¿Estás segura?- me dijo mientras se levantaba de aquel inestable sillón.
- No, no lo estoy, pero creo que es lo mejor
- Lo mejor para tí - dijo mientras dejaba que su mirada se perdiera a través de los cristales
- Lo sé,  lo mejor para mí...
Empezé a sentirme incómoda.
- Carlos - dije poniéndome  a su lado - agradezco muchísimo la confianza que tienes en  mí pero, en estos momentos, mis objetivos son otros...
Me costó mucho esfuerzo decirle aquello.
Pero no podía, o quizás no quería,  aceptar aquella propuesta.
- No puedo hacerte cambiar de opinión? - dijo sin apartar la mirada de algún lugar desconocido
- Imagino que sí, pero te agradecería que no lo hicieras...
Esperé algún comentario, alguna queja, alguna resistencia, pero no hubo nada.
Silencio.
- Sabes una cosa, Andrea ? - dijo - creo que, de  nuevo, tienes razón...Todo esto es una locura.
- No te entiendo...
- Ya te lo explicaré....primero tengo que hablar con los jefes
Aquello daba por terminada la reunión.
En los últimos días aquellos encuentros se habían convertido en algo habitual.
Y también sus finales...
- Perfecto...ya me contarás entonces...
Me alejé de allí con la sensación de poder que te da la certeza..y el miedo de la incertidumbre.
No quería la dirección de nuestro centro.
Sólo quería la dirección de mi vida..
Y estaba decidida a conseguirla...otra vez


sábado, 14 de diciembre de 2013

Doña Francisca

Decir que la mañana se hizo larga y tediosa no sería ....exacto.
Mi cerebro activó el piloto automático intentando bloquear todo aquello que se saliera de la queja repetida de mis pacientes.
- Doña Andrea, es que hoy estoy fatal - me dijo la señora Francisca sin darme tiempo a saludarla
- Buenos días,  doña Francisca, ya veo que no se encuentra hoy bien...
- No, no me encuentro bien...
Cuando aquella mujer entraba en mi consulta, y eso era algo que hacia bastante a menudo, yo ya sabía que la mañana no iba a ir ...fluida, por decirlo de una manera que no suene poco ético.
-Dígame, qué le pasa ?
- Pues que hoy estoy muy mala, que no puedo dormir, que no puedo comer nada...
Suspiré y le dejé tiempo para que vaciara su carga de dolor.
-Vamos a hacer una cosa, si le parece bien- dije- hoy va a empezar por contarme lo que más le preocupa...y yo intentaré ayudarla en lo que pueda
- Pero es que me duele todo...- me dijo mientras se retorcía los dedos
- Lo sé, imagino que es muy desagradable sentirse así, pero para poder ayudarla necesito que usted me explique las cosas un poquito mejor..
Como era de esperar, ni ella pudo resumirme sus problemas, ni yo pude aliviarle el dolor que ella llevaba incrustado en su alma.
Doña Francisca volvió a agradecerme mi paciencia y yo, tras quince minutos de angustia, pude continuar con aquel teatro en el que yo siempre tenía la sensación de no ser más que una actriz invitada.
Aquello era mi vida...
Hasta hacía poco tiempo no necesitaba nada más.
Pero, ahora era diferente.

jueves, 12 de diciembre de 2013

la decisión

Aquella mañana llegué demasiado pronto a la consulta.
Me había pasado la noche dándole vueltas al asunto de Carlos y, para ser sincera, no estaba muy convencida de la decisión que había tomado.
Cuando te pasas la noche intentando obviar el dolor de unos ojos que no pueden dormir, las decisiones son tomadas por una parte poco racional del cerebro. Aquella que quiere terminar con el asunto y dormir....por decirlo de alguna manera, decisiones no meditadas...
De hecho, en aquel momento, mientras me ponía la bata con la identificación del SAS, casi cambié de opinión...sólo casi.
El móvil que acababa de dejar sobre la mesa empezó a vibrar emitiendo aquel zumbido tan parecido al de las abejas.
Era Carlos.
- Estás ya en el centro? - dijo su voz al otro lado del pequeño aparato.
- Acabo de llegar. Estás en tu despacho ?
- No...es que he tenido un problema con el coche....llegaré tarde.
- Necesitas que te recoja en algún sitio?
- No. Estoy esperando la grúa. Han dicho que no tardarán más de 15 minutos..
Se notaba cansado, contrariado...decepcionado?
- Te pasa algo más ? - le dije no demasiado convencida de si era lo apropiado
-  Bueno, mi plan de hoy no empezaba con esto...pero, no te preocupes, se me pasará.
- Quieres que le diga algo a las niñas del mostrador?
- Ya las he llamado yo. Está todo solucionado... Bueno, Andrea, te veo luego.
-Vale...suerte con el coche...
- Gracias
El silencio volvió a envolverme.
Unos tímidos golpes en la puerta de mi consulta me trajeron de vuelta a la realidad.
- Un momento....- dije mientras conectaba el ordenador e introducía las claves del programa.
La pantalla azul se abrió dejando paso a un listado interminable de nombres.
Suspiré lo más profundo que pude y me dirijí a la puerta.
- Buenos días...que pase el primero...

miércoles, 11 de diciembre de 2013

Una proposición. ...de trabajo

- No me lo puedo creer!
Llevaba solo unos meses trabajando en aquel centro y no me creía preparada para lo que acababa de contarme mi jefe.
- Pero....-balbuceé mirando por la ventana de aquel despacho - yo no estoy preparada para eso...
- Siempre infravalorándote - dijo poniéndose a mi espalda -. Eres la persona más válida que conozco....al menos, la más válida de este centro....
- Eso no es cierto...aquí hay gente que lleva mucho tiempo y que conoce mejor cómo funciona todo....además...por qué tienes que irte?
- Es sólo una posibilidad...aún no está decidido...pero quería contar contigo antes de tomar una decisión
Carlos estaba allí, a mi espalda.
No tenía que girarme. Lo sabía.  Lo sentía.
Podía notar el movimiento de su respiración,  el aire escapando de sus pulmones.
Al otro lado del cristal, el mundo no quería detenerse.
Una chica, demasiado joven, tiraba sin éxito de la mano de un pequeño abrazado a un columpio algo oxidado.
Una mujer corria torpemente tratando de ocultar unas piernas demasiado cansadas bajo su estrecha falda pasada de moda.
El hombre mayor de las gafas oscuras, como siempre, miraba toda la escena desde su banco. Juraría que sonreía.
Y yo, y nosotros, a nuestro lado de la realidad, mirones privilegiados de la sociedad.
- Déjame pensarlo - dije finalmente arrancando mi cuerpo de su proximidad.
- Por supuesto...todo el que necesites hasta mañana...
Aquello lo dijo con su sonrisa de siempre. Sin prisas.
- Pues...no me das mucho tiempo. Pero, está bien, lo pensaré y mañana hablamos.
Me acerqué a la puerta de aquel despacho que se estaba quedando sin aire.
- Carlos...te lo has pensado bien?
Apoyé mi cuerpo en el marco de la puerta abierta. Necesitaba el aire de aquel solitario pasillo.
- Anda, vete a casa, descansa y piensa en lo que te he dicho...Mañana hablamos...
No le insistí.
Le tapé la boca a mi corazón errático y traté de no mirarlo.
- Por cierto, Andrea- dijo dándome la excusa perfecta para girarme - te sieta muy bien ese vestido.
- Pues...gracias. Te veo mañana.
El calor de mis mejillas puso el final precipitado a la conversación y yo, como de costumbre, me maldije por ser incapaz de recorrer los pocos pasos que nos separaban.
Nunca cambiaría.

sábado, 7 de diciembre de 2013

separación?

Sevilla...
Aquello quedaba lejos de Almería.  Un montón de horas en coche gracias a la pésima comunicación de nuestra provincia con el resto del universo.
Un silencio incómodo ahogado por el ruido de murmullos próximos, de repiquetear de cucharillas, de canciones pasadas de moda...
- No dices nada - me dijo acercando sus labios a mi oido.
- Pues, no se qué decirte...si es bueno para tí...supongo que debo felicitarte
- Aún no he dado una respuesta. Quieren ponerme como director médico de uno de los distritos de Sevilla...
-Es un paso importante. Eres un tío muy preparado...Seguro que lo harás bien.
- Eso es lo que quieren que crea...Lo que de verdad pasa es que no me quieren cerca y con el hueco de Sevilla han visto la solución perfecta.
-Pero ¿ qué dices?- le dije sinceramente sorprendida
- Tú siempre tan ingenua, Andrea...
- Nunca he pensado que eso fuera un defecto - dije molesta por aquel comentario que tantas veces habían usado para hacerme daño.
- No lo es....perdona,  no quise decir eso....es que a veces me sorprendes...la vida pasa ju to a tí y tú parece que sólo ves lo bonito...
- Puede que lo que realmente pasa es que trato de sobrevivir en un mundo que no me convence...
- Touché! ...Venga, termínate eso que tengo que contarte el resto en el despacho.
Carlos y yo caminamos despacio. Ninguno dijo nada. Estaba claro que los pensamientos eran mucho más fuertes que las palabras...
- Tengo gente ya esperando....si quieres hablamos luego -dije cuando se abrieron ante nosotros las puertas del centro.
- Tienes razón...además yo también tengo consulta en diez minutos ...Andrea  no quiero que hoy te vayas sin hablar conmigo - dijo recobrando el tono autoritario que tan pocas veces usaba conmigo
- No te preocupes...te buscaré cuando acabe...
Me giré casi sin pensarlo y mis piernas me llevaron a mi consulta. Podía sentir el galope irregular de mi corazón, el bombeo de ese líquido espeso golpeando las paredes de mis  arterias...
- Buenos días, doña Andrea - dijo una voz desde la esquina de la sala de espera
Sonreí de forma automática.
- Buenos días...enseguida empiezo...
Entré allí y dejé que el peso de mi cuerpo cerrara la delgada puerta.
! Se va!

jueves, 5 de diciembre de 2013

Sevilla...

- Puedo sentarme?- me dijo mientras acercaba una silla a mi mesa.
Aún estaba intentando digerir lo que Ana acababa de contarme. No estaba preparada para lo que pasó.
- Es una tragedia...pero Ana es fuerte...- me dijo mientras levantaba el dedo para captar la atención de la camarera.
- Ella puede que sí...pero María...los niños...- yo no quería mirarle a los ojos. Nunca me sentía cómoda cuando no controlaba mis emociones..
- Lo harán...pero dolerá mucho - me dijo casi en un susurro, ocultándose del resto de la clientela de aquella mañana.
- Parece que sabes de qué hablas....has vivido algo así ?- le dije, esta vez buscando su mirada.
- lamentablemente sí...pero no quiero hablar de eso...
- Perdona, lo siento, no quería ser indiscreta...
- No te disculpes, no es culpa tuya...sencillamente aún no estoy preparado para hablar de aquello...
Ana se acercó con un vaso de colacao y un par de tostadas de jamón y queso...No pude evitar sonreir....Cómo podía un cuerpo como aquel comer de aquella manera....
- Es que hoy no tengo mucha hambre - me dijo adivinando mi pensamiento - . Le he dicho a Ana que no me ponga la de atún..
- Venga ya!! No me puedo creer que seas capaz de comerte todo eso...dónde lo metes?
- De verdad quieres ssberlo? - me dijo con una nada inocente sonrisa en sus labios
Creo que me ruborizé. Odio ruborizarme. Es algo que me pasa desde pequeña. Yo trato de ignorar ese calor que empieza a quemar mis mejillas, sonrío,  hago algún comentario sarcástico sobre mi inocencia...y espero que pase. 
Pero lo odio.
- No , no quiero saberlo...imagino que eres así y ya está. Hay gente con suerte..
- Te equivocas, listilla....para tu información este cuerpo del que hablas se mantiene a base de mucho sacrificio y esfuerzo.
Me permití mirarle despacio. La camisa que llevaba, con las mangas dobladas hasta los codos, mostraban unos antebrazos bien musculados y oscurecidos por el sol. 
Un cuello perfecto, yo diría que demasiado,  asomaba por una camisa impecablemente planchada. 
Seguí la línea de su barbilla y, sin darme cuenta, empezé a notar cómo se aceleraban los latidos de mi corazón a medida que buscaba sus ojos.
Me enfadé por mi estúpida ingenidad.
Es que no aprendería nunca?
- Andrea...necesitaba hablar de algo importante contigo..
El tono de su voz y el brillo de su mirada habían cambiado. Ahora tenía ante mí al director del centro. Nada que ver con ese hombre sensual y provocador con el que había iniciado el desayuno...
- Debo preocuparme?- le dije intentando enderezar mi postura en aquella vieja silla.
- Yo no lo haría...pero depende de tí
- Pues estás consiguiendo que lo haga...
Se limitó a morder la segunda de sus tostadas. 
Si me hubiesen pedido que describiese lo que percibía en su cara, diría que diversión.
Pero no lo entendí.
- Me han propuesto algo...no estoy convencido...pero me gustaría saber tu opinión.
- Por supuesto- dije entendiendo aquello como una amenaza que se alejaba- Dime..
- Los jefes están tan contentos de lo que estamos haciendo aquí que han pensado que yo podría iniciar una reforma similar en otro sitio...
Y entonces lo dijo...
- Me mandan a Sevilla.

miércoles, 4 de diciembre de 2013

La vida es tan dura...

- ! La manchada pa Andrea!
La voz de Ana, nuestra camarera, sonaba más apagada aquella mañana. También su sonrisa era menos sincera.
- ¿ Te encuentras bien? -  le dije mientras me dejaba el café humeante en mi solitaria mesa.
Aquella mañana, curiosamente, había terminado pronto la consulta. Estábamos en una época difícil. Y no lo decía sólo por mí.
No había dinero para sustitutos. No había dinero para financiar medicinas, al menos en su totalidad...
La sanidad, ese pilar que yo había creído indestructible, se tambaleaba.
Yo, agarrada a mi bombona de oxígeno, miraba y escuchaba. A veces en silencio. A veces con furia. A veces con resignación. 
No me sentía inmune en mi pequeña tribuna sin barreras...
Hoy estaba a salvo....mañana...nadie lo sabía.
Era un día de mercadillo. Y se notaba.
La gente vaciaba lo poco que le quedaba en los bolsillos en aquellos puestos ambulantes donde los articulos de cada dia se convertían en suculentas gangas al alcance de todos...
Pues, en aquella mañana, atípicamente tranquila, esperé a que aquella mujer me contara su historia.
- Estoy cansada...sólo eso... 
Ana podía tener muchas cualidades, pero mentir no era una de ellas.
Tampoco tuve que decirle nada más.
- Esta vida es una mierda, Andrea....mi hermana...
- ¿ Le ha pasado algo ? - dije mientras en mi cabeza se formaba la imagen siempre sonriente de María
- Está ingresada...un derrame cerebral...
- Pero...
- La mantienen enchufada a una máquina...
Ana no pudo seguir hablando. Las lágrimas le dibujaron estrechos surcos en sus mal maquilladas mejillas...
La vi alejarse.
No pude decirle nada.
- Lo que le ha pasado es muy duro - dijo una voz familiar a mi espalda.
Agarré con fuerza mi taza y traté de encontrar las palabras...