domingo, 22 de febrero de 2015

No trates de detener el curso del río...

Cerró la puerta y dejó que sus pasos la arrastraran a su sofá preferido. Su sofá de pensar.
Estaba demasiado confusa.
La mirada de Carlos, el beso de Alberto, el recuerdo de aquello...
No era esa la idea que ella se había construido de su reencuentro con él. Todo lo contrario. Había sido un desastre.
El sonido de las llaves jugando en la cerradura hizo que abriera los ojos.
Marcos llegaba a casa.
Miró su reloj intentando orientarse.
Ya era tan tarde?
- Hola, hermanita...cómo te ha ido?
Marcos, que desde hacía unas semanas  había comenzado a trabajar en una librería, era una persona feliz.
Su problema de memoria, aún sin resolver, había dejado de angustiarle.
Había creado una nueva vida sin importarle las lagunas de su pasado. No miraba hacia atrás, porque todo lo que esperaba lo tenía hacia delante. El pasado nada podía ofrecerle.
Y no le importaba.
Se sentó junto a su hermana.
- Qué te ha pasado? - dijo intentando acomodarse sin hacerle daño.
No sabía cómo hacer con aquellos hierros que su hermana llevaba en la pierna. No sabía si le dolía, si le molestaban...a él, desde luego, le producían una especie de desagradable escalofrìo.
- Nada...he llegado hace un momento...no me habíadado cuenta de lo tarde que era...
- Lo has pasado bien con Carlos? - dijo sin hacer caso a las palabras que acababa de oir.
 - Sí, claro...también ha aparecido Alberto por allí...
- Cómo ? - Marcos no pudo evitar un sobresalto.
- Eso...que ha aparecido allí...me ha resultado incómodo..
- Andrea..sabes que te quiero mucho..en serio...te lo he dicho varias veces...por qué no aclaras ya las cosas? Por qué te empeñas en ser infeliz?
Andrea, sin ganas de discutir con su hermano, se quedó en silencio. Sabía que no había terminado.
- Por qué te empeñas en detener el curso del río? Entre tú y Carlos existe algo especial. Lo sabes. Los dos os habeis dedicado a ocultarlo, a mirar hacia otro lado, a disculparos...No lo entiendo. Por qué no dejáis que pase lo que tenga que pasar? Por qué mo dejas que las aguas busquen su camino?
Aquella misma pregunta se la había he ho ella muchas veces.
Nunca había sabido encontrar una respuesta.
Siguió en silencio.
- Cuánto tiempo crees que podreis seguir así? Llegará un momento en el que ya nada tenga remedio. En el que miréis hacia atrás y veáis que esa persona maravillosa, con la que todo era posible, se subió en otro vagón, cansada de esperar en el andén...Y no podrás detenerle, Andrea. Carlos se habrá ido...
- Qué quieres que haga? - dijo sin poder evitar las lágrimas - El no siente lo mismo...no quiero que me hagan daño...- continuó casi en un susurro.
Marcos buscó la mano de aquella mujer.
- Andrea, por favor, aún no te has dado cuenta de que él no puede estar sin tí?

sábado, 14 de febrero de 2015

Es sólo un amigo

Andrea no sabia qué decir.
No le apetecía hablar de aquello.
Alberto, esa especie de balsa que apareció en mitad de su particular tormenta, había  escogido el momento más inoportuno para presentarse.
No quería que Carlos pensara que era su pareja...
Pero...cómo explicar el dichoso beso?
Era cierto que entre ambos había surgido algo en las últimas semanas. No podía negarlo. Le gustaba su compañía,  la hacía sonreir y la hacía sentir más segura de sí misma...
Pero no aparecían aquellas mariposas...
Andrea, sentada frente a aquel hombre, no quería admitirlo.
Porque ahora, rodeados de un mundo que no los miraba, sólo existían ellos.
Carlos y ella.
Y las mariposas...
- Cuéntamelo
Carlos, intentando esconder el miedo que le producía su respuesta, fue el primero en  romper el silencio.
- Te gusta? - insistió sin querer.
Andrea, casi sorprendida, lo miró con todo el amor que logró recopilar en su inválido cuerpo.
- Es sólo un amigo...
Dijo sin saber exactamente hasta qué punto mentía.
- Pues creo que él no piensa lo mismo...
Carlos, no se atrevía a soltar el nudo que tenía en la garganta.
Esperaba en silencio
- Bueno...hemos salido algunas veces...es una persona muy agradable..
Andrea empezó a notar el sudor en la palma de las manos. Sus dedos, inquietos, se esforzaban en entretejer inverosímiles figuras..
Carlos seguía en silencio.
Uff! Por qué no la interrumpía??
- No hay nada más..no estoy preparada...al menos, no con él.
Carlos, reconocía ese fino temblor en la barbilla de Andrea.
Le pasaba cuando estaba muy nerviosa, cuando no sabia qué hacer, cuando estaba a punto de derrumbarse...
- Lo entiendo...parece un gran tipo
Un destello diferente se asomó a las pupilas de ella.
- Lo entiendes? , qué entiendes? - dijo sin poder controlar el contorsionismo de sus dedos.
- Eres una mujer fantástica, Andrea. Aún no me explico por qué estás sola...
- Quizás porque nunca he sabido escoger a la persona adecuada para mí...he metido la pata demasiadas veces...
Andrea, sin darse cuenta, se vió a sí misma sentada en aquella habitación de hotel, sola, con una estúpida nota en sus manos, intentando arrancarse de la piel todo el amor que había sentido por ese hombre. Su gran amor. Su gran error.
Había intentado olvidarlo todo. Incluso aquella estúpida idea de morir...
Había pasado mucho tiempo desde entonces...
Sí.
Se había equivocado muchas veces.
Estaba segura de que ahora no lo haría.
Carlos...
Alberto...