domingo, 18 de diciembre de 2016

Rosas amarillas

- Te  encuentras bien? - me preguntó sin dejar de mirarme
Llevábamos  un rato sentados en aquella cocina impregnada ya del agradable aroma a café y churros recién hechos.
Me sentía incómoda, nerviosa.
Un montón de conversaciones preparadas para cuando llegase un momento como aquél y ahora las había olvidado..
¡¡ Torpe quinceañera enquistada en un cuerpo de mujer madura...!!
Esa era yo..
Notaba sus pupilas clavadas en mí, su ingenua sonrisa, su olor...
Intenté no pensar
Él  no había venido por mí...no era mi momento.
Quería  saber de ella, de su niña, de Celia.
Por eso estaba ahi, compartiendo mi desayuno, esbozando historias, alterando mi sensatez...Sólo por eso...No debía olvidarlo..
- No me comentaste qué tal tu conversación con ella...
Dije sin intentar siquiera responder a su pregunta.
- Ya..no fue muy bien, la verdad...yo estuve torpe, no supe ponerme en su lugar...no supe escucharla
Le miré lo justo para saber que no mentía.
- Nunca es fácil  hablar  con una adolescente...y menos en su situación - añadí tratando de aliviar su carga- no tienes que culparte por eso
- Es que soy un cabrón..
Mantuve la humeante taza en mis labios intentando que aquella evanescente cortina me ayudase a encontrar las palabras justas para una situación como esa.
Normalmente se me daba bien eso de dar consejos. Lo hacía a diario.
Pero con él no me funcionaba.
- Yo no te veo así, la verdad...y no me parece justo que te castigues por algo que no hiciste..
Era la verdad. Al menos , la verdad sobre lo poco que yo conocía...
- No tienes ni idea, Andrea, ni idea...
Se puso de pie y se quedó junto a la ventana, con la mirada perdida en las hojas casi muertas de las plantas de mi jardín.
La jardinería, y los sentimientos, nunca habían sido lo mío.
Pequeñas flores amarillas brotaban de una de las inseguras ramas del rosal que habia plantado semanas atrás.
Quizás no todo estaba perdido conmigo...

domingo, 11 de diciembre de 2016

Una visita inesperada

Notó algo clavándose en su costado.
Abrió los ojos intentando frenar el destello de aquella luz que amenazaba con taladrarle las pupilas.
De repente se acordó . 
A su lado, aún dormida, estaba Celia. 
Intentó moverse despacio, para no despertarla. Había sido una noche dura para ella...
No pudo evitar sentir pena.
Aquella niña con fachada de rebelde, no era más que eso. Una  niña.  
Y estaba asustada.
Las pesadillas se estaban repitiendo demasiado.
La tapó con la colcha y bajó las persianas intentando no hacer ruido.
La dejaría dormir.
El sonido del móvil la asustó . Siempre se le olvidaba quitarle el sonido por la noche.
Bajó  las  escaleras lo más deprisa que pudo y cogió la llamada sin tiempo a mirar el número dibujado en la pequeña pantalla.
-Si? - susurró...
- Andrea?. Estás ahí ? 
- Sí, si..dime
- Perdona que te llame a esta hora...te he despertado?
Andrea suspiró y buscó la hora en el reloj colgado en la pared de la cocina. Apenas pasaban unos  minutos de las ocho de la mañana...
- No, claro que no...algún problema?
- No, no te preocupes...es que estoy cerca de tu casa y me preguntaba si podía pasarme y desayunar con vosotras..
Aquello no se lo esperaba.
- Andrea?? - repitió la voz al otro lado del teléfono 
- Si, perdona...no hay ningún problema...pero Celia sigue dormida..
- Bueno, no pasa nada...asi podemos hablar ...
- Vale...voy preparando café . ..
Cinco minutos después , llegó  Carlos sujetando una enorme bolsa de churros. Apenas le había dado  tempo a quitarse el  ridículo pijama de Mickie mouse y adecentarse  un poco. ..
" Por qué en las peliculas todas las protagonistas estaban perfectas recién levantadas y ella, en cambio, tenía un aspecto tan...descuidado?"
- Buenos dias - le repitió mientras colocaba un par de tazas sobre la mesa - a qué se debe esta sorpresa?
Andrea no entendía por qué se sentía tan nerviosa..
Aquel hombre siempre le despertaba mariposas en el estómago. 
Y  lo peor, es que parecía que él no se enteraba de nada...


sábado, 3 de diciembre de 2016

Una pesadilla

- Mamá, mamá!!!No te vayas!! Te necesito tanto...
Pero Patricia ya se habia subido en aquel viejo vagón de tren. No podía oirla.
El  sonido ensordecedor de la gente corriendo por los andenes, despedidas, voces por megafonía anunciando próximas salidas...
No.
No podía oirla..
Celia buscó sus ojos perdidos tras los cristales..
No estaban allí.
Un mínimo balanceo de aquel habitáculo le indicó que ya era la hora.
El tren empezó a moverse.
Echó un ultimo vistazo. Lloraba.
De repente, los vió.
Los ojos de su madre eran los más hermosos del mundo. La miraban con dulzura, pidiendo perdón . ..pero se iban...
Y ella sabía  que no volvería a verlos.
Una profunda niebla inundó su dolor y la gente empezó a desaparecer de su lado.
Estaba sola.
A lo lejos, invisible tras aquella espesa cortina blanca, la triste melodía  de un violín sonaba cada vez con más fuerza.
Intentó seguirlo, pero sus pies tropezaban con objetos absurdos que la gente, estúpida , había  dejado olvidados y la hacían  caer una y otra vez.
Sentía humedecidas sus rodillas y las manos.
Intentó explorarlas con miedo a encontrar heridas. Nunca había  soportado ver aquel líquido  rojizo...
Sin embargo, no había  cortes, ni dolor...
Notó cómo el frío empezaba a trepar por sus tobillos mientras sus pies se hundían en aquel fango que no acertaba a ver.
Tenía miedo.
Estiró sus brazos intentando encontrar algo a su alrededor donde poder sujetarse.
La melodía se acercaba cada vez más.
Ella intentó gritar pero no había voz en su garganta. Sentía el latido de su corazón acelerándose e inundando el interior de su cabeza.
Es que no la iba a ayudar nadie?
La humedad le llegaba a la cintura y le inmovilizaba las piernas.
Aquello no pintaba bien...
Unas figuras  empezaron a dibujarse frente a ella.
Celia agitó los brazos...quizás ellos pudieran verla...
No hubo respuesta.
De repente, saliendo de algún lugar, notó cómo alguien la sujetaba por la cintura y tiraba de ella con fuerza para sacarla de allí ...
- Celia...despierta...Celia
Abrió los ojos.
Aquella mujer la observaba con preocupación.
- Estabas gritando...
Celia no pudo evitarlo. Dejó que su cuerpo, aún tembloroso y empapado en sudor,  se resguardara bajo los brazos de Andrea...
Así lo habría querido su madre..